Fuego de Ángeles

viernes, septiembre 03, 2004

Encrucijada

No entendía bien lo que veía, o no quería entender… Las alas eran negras, la piel pálida y blanca, un aroma extrañamente delicioso (le recordó al opio), y agua, clara, cristalina. No era un túnel común, no era la guarida que supuso fétida y alienante. Se detuvo un segundo revisando sus pasos, recordando sus últimas palabras. Y cómo antaño se había equivocado tantas veces, decidió volver. Y vio a alguien más… Pero ésta vez, la sensación en su cuerpo fue otra, un temor ya conocido. Una sombra, unos ojos despiadados, un cuerpo envuelto en negro (como ella, pero completamente reluciente), una impresión imperiosa de deseo. Y ya no supo qué hacer. O caminaba hacia el ser alado, y retrocedía hacia la entrada y se topaba con esa mujer oscura… Una maldita decisión que la dejaba sin muchas alternativas que una u otra muerte.