Fuego de Ángeles

jueves, noviembre 11, 2004

Gigantes de mármol

Caimos en el sucio bar... ese en el que nadie preguntaba nada, más que el silencioso pedido de nuestras voces acalladas por la acolchonada paciencia del dueño.

- Debemos tener cuidado... Los colores del tunel van acercándose a las nubes... Lo siento... está muy cerca de nosotras...

(Percibí de pronto una mirada temerosa de Ginebra... pobre niña... le dolía demasiado... Y yo, sin poder hacer nada!!!)

- Hay algo que no entiendo... ¿Qué hace ella con nosotras? - Siuxsie miraba a Rosa con desconfianza (no puedo culparla) - Se supone que...

- ¡Basta! ¡No es ella a quien tenemos que juzgar!

Los ojos de Rosa refulgieron, con odio incontenible (pero no podía... estaba fuera de su elemento).

- ¡¿Y vos quién sos para darnos órdenes?!

- Precisamente vos no sos quien debería preguntarlo...

Un quejido de Ginebra nos hizo callar. Imagino que la realidad de su nuevo espacio la asustaba... O quizás su herida...
Una nube negra y siruposa se estancó en la niebla entrante.
Casi como el silencio de las cosas dichas, un péndulo de tiempo se hamacaba en nuestras narices... Supe que finalmente estaba llegando.
Como una visión, el viento me traía imágenes de un pasado no ocurrido, de un día abstemio de ignorancia... De a poco, la niebla de la ducha de vacío nos acorralaba...
Y la verdad, el destino, como uno de esos gigantes que se enroscan en sus propios tobillos, para no tropezarse con sus cordones, iba desollándose... Creo que ellas también lo sabían..
(No estaba en mi mano hacer otra cosa).

- Pero... ¿Ustedes necesitan dormir? - El hilo de voz de Ginebra rompió por un instante el hechizo...

- ¡¡Claro!! ¿Qué creías?

- Necesito comer - carraspeó Rosa - Quiero algo suculento. - sus ojos parecian estallar, mientras miraba de reojo a Ginebra, una Ginebra débil, casi sentada en vilo del aire... en la orilla del afuera, en el límite del témpano de la realidad y el delirio.

- Ya te voy a conseguir algo - No podía permitir otro ataque... La humana moriría... pero... ¿Acaso era realmente humana? Los restos de su sangre negra aún palpitaban en mis dedos.

- Yo me aburro...

Me asustaba Siuxsie... Apenas la sentía allí... Estaba tan lejos... Mirarla a los ojos de vuelta... ¿Quién era? El fastidio empezaba a invadirlas... mientras sin pausas, las imágenes de siempre volvían a repetirse... ¿Qué podría hacer?

Quizás, lo mejor era dejar que descansaran... Un día más, una noche más, no haría diferencia.

lunes, noviembre 01, 2004

Perfil...