Fuego de Ángeles

domingo, mayo 29, 2005

Ginebra y sus...¿recuerdos?

Electra tocó suelo firme, y como si una mano le golpease la nuca cayó... Ginebra quedó recostada en el suelo. Siuxsie se dio vuelta ayudando a incorporarse a Electra, y la mujer (bueno, ya no)se puso de pie. Algo en sus ojos latía con el viento enviciado del suburbio, todavía se oían los gritos arriba, el espanto, el placer, el hambre saciado, el escape, imposible que no hubiera repercusión de la masacre.

Trató Ginebra de mirar a su alrededor, y no logró si no cerrar los ojos. Cerrar los ojos y sentir un fuego en la planta de sus pies, un líquido viscoso en sus manos, y un poder demente, un grito, vio (o creyó ver) a Siuxsie moribunda y casi sin alas, a Rosa llorando a implorando a unos pies descalzos y extremadamente blancos, Electra maniatada y borroneada sobre una tela gris... ¿Qué era si no sangre lo que saboreaba en su boca?¿Qué había tras esos ojos que la perseguían incansablemente en la oscuridad reinante de sus párpados? Susurros... “Hola... Vienes directo a mis brazos, a mi boca, a mí... no hay escalas...”. Un sacudón de Siuxsie le abrió los ojos, “No lo escuches por favor”, pidió Electra visiblemente alterada. Caminaron por la calle principal, llegaron a los sauces, de lejos una risa, un canto incompresible... Rosa caminaba sobre las hojas secas, lamía sus dedos, casi no sentía al Oscuro en sus garras...