Fuego de Ángeles

jueves, septiembre 09, 2004

Presencias...

El resplandor cada vez era más intenso. Mientras más me acercaba, más fuerte era la energía que se percibía en ese espacio... La bóveda oscura se sentía en mis temblores... Algo estaba por ocurrir...

Y mientras caía en surfeo cómodo por los rieles, dejándome llevar, sentí la presencia...
Las vi. Reconociéndose desde lejos, en situación extraña... Una caída, un estruendo... Y el choque...
(En el espejo, el resplandor parecía algo silencioso).
Un angel...
Que sabe que hay, pero no busca.
Una mujer...
Plena de miedos, calma de voces.

Pero algo estaba fuera de su lugar.
Alguien más estaba allí... Su presencia invisible revolcada en la tierra... Su tacto áspero en el aire...
Y estaba por llegar.

martes, septiembre 07, 2004

La salida de la no salida.

Ante el miedo a lo doblemente desconocido, Ginebra no sabía hacia dónde ir. Derecha o izquierda. Ahora o nunca. Y eligió izquierda. Y corrió sin gritos. Y cayó de bruces. A los pies de un ángel.

viernes, septiembre 03, 2004

Encrucijada

No entendía bien lo que veía, o no quería entender… Las alas eran negras, la piel pálida y blanca, un aroma extrañamente delicioso (le recordó al opio), y agua, clara, cristalina. No era un túnel común, no era la guarida que supuso fétida y alienante. Se detuvo un segundo revisando sus pasos, recordando sus últimas palabras. Y cómo antaño se había equivocado tantas veces, decidió volver. Y vio a alguien más… Pero ésta vez, la sensación en su cuerpo fue otra, un temor ya conocido. Una sombra, unos ojos despiadados, un cuerpo envuelto en negro (como ella, pero completamente reluciente), una impresión imperiosa de deseo. Y ya no supo qué hacer. O caminaba hacia el ser alado, y retrocedía hacia la entrada y se topaba con esa mujer oscura… Una maldita decisión que la dejaba sin muchas alternativas que una u otra muerte.