Fuego de Ángeles

viernes, octubre 22, 2004

La Salida...

Luego del trueno, un olor pestilente invadió el aire… Las cuatro corrían hacia la derecha, con Rosa encabezándolas. No era una nueva trampa, pero tampoco era la salida… Una nueva figura se aproximaba con paso firme hacia ellas, envuelta en una nube verde. De ella venía el olor. De ella también tendrían que escapar.

-¡Petra!, gritó Rosa.
-Para
servirlas…, replicó la otra mujer demonio...
-Maldito Oscuro…
-No repitas esas
palabras si no quieres ser mi esclava…

-¡¡¡Maldito
Oscuro!!!


Las demás miraban, observaban, Ginebra completamente confundida (cuántos demonios habría en ese túnel?, cuántos miedos la invadirían en su falsa fortaleza?), Electra y Siuxsie, alertas.
-Aléjate de nosotras, sabes que juntas somos mucho más
poderosas que tú…Y no me interesa lastimarte en este momento, ya llegará tu
hora… contestó Siuxsie con furia.
-La hora…¿La
hora de qué? ¿de tu muerte?, ah, ,sí , esa sí está muy cerca…
-No me tientes a matarte.
-¿Con qué?
¿Con una daga? Jamás olvidé lo que le hiciste a mi hermana, ésta será mi
venganza… y si yo muero mi hija estará detrás de ti hasta destruir cada una de
tus plumas…

-Sal de nuestro camino. (Electra
comenzaba a vestirse de fuego…)
-Sólo cuando pase
sobre tu cadáver falsa diosa.
-Déjanos en paz.
(Qué otra cosa podía pedir Ginebra, completamente vulnerable a tanto
poder?)
-Tu sangre…
-Muévete, no lo pediré más. (Siuxsie con sus alas desplegadas
parecía aumentar de tamaño…)
-Cómo
quieras…

El demonio saltó hacia ellas, y arremetió directamente sobre Ginebra, clavando sus garras en su brazo.
-Qué placer…
-¡No!, gritó
Siuxsie, y se abalanzó sobre la bestia.

-No
vuelvas a tocarla. (Electra lentamente comenzaba a irradiar calor, su fuego se
avivaba cada vez más fuerte, cada vez más…)

Rosa, embistió también contra Petra, comenzando a revolcarse sobre los rieles, emitiendo gritos entre éxtasis y dolor, una especie de placer guardado por siglos entre los dientes… De repente, Electra gimió, separó a los demonios, y descubrió la herida en el muslo que tenía Rosa.
-Me encanta lastimarte…
-¡Estás muerta maldita roca sucia!

Siuxsie sacó su daga de entre las alas, y sin dudarlo la clavó en el pecho de Petra.
-Jamás podrás escapar… jamás podrás escapar… repetía Petra
en su último aliento.

-Lamentablemente tendremos
más problemas.
-Me duele… (Ginebra en el
piso, arrodillada, tapaba inútilmente la herida con su mano)

Electra sanó la herida de Rosa con su alquimia, y al tratar de hacer lo mismo con Ginebra, notó cómo la sangre lentamente cambiaba de color…
-Tu sangre… es negra… fuiste una diosa
en otra
vida…
-¿Qué?
-No
importa ahora, salgamos mientras podamos.
Y con un pedazo de su piel que arrancó como una suave seda cubrió la herida.
-Por ahora nada más puedo hacer. Esto te calmará. Salgamos
ya.


Las cuatro salieron por las escaleras, a la luz de la luna; doblando una esquina entraron a un bar.
-¿Tiene idea de dónde podemos hospedarnos?, dijo
Siuxsie.
-Aquí mismo, ¿qué desean para
tomar?
-Sangre… se arrebató Rosa.
-¡¡¡¿¿¿Cómo???!!!
-Ginebra, contestó
Electra, mirando cómplice a Ginebra…


martes, octubre 19, 2004

El encuentro...

Continuaban tratando de escapar, pero Siuxsie volvió a escuchar esos pasos detrás… Ella volvía a correrlas, trataba de alcanzarlas, asustada, alarmada. No era alguien enviado por el Oscuro. Un aliento agitado que exhalaba temor… Tomó del brazo a Ginebra para detenerla, y sin dudarlo se dio vuelta. Asustada la chica la miró con ojos confundidos (no había peligro cerca?, no tenían que escapar?). Hizo un gesto con su mano para que no abriera la boca, y miró hacia tras. Los pasos se escuchaban cada vez más fuerte, al tiempo que la respiración cedía al bajar el ritmo en que se acercaba. Nuevamente la figura imponente, alta, radiante, vestida de ceniza se paro frente a ellas. Siuxsie le clavó los ojos, tratando de hallar respuestas sin que nadie pronunciara palabras. Parecieron entenderse en un silencio repentino y escaso, que olía a amapolas. Ginebra observaba atónita la conversación muda, y justo en el instante en que el ángel la empujaba hacia delante para emprender de nuevo el camino, la mirada de la semidiosa se dirigió al techo, y abriendo las alas de golpe, Siuxsie hizo caer a la mujer demonio que se abalanzaba sobre ellas. El demonio en el suelo miró con odio el negro resplandor de las alas, y mostrando sus colmillos se disponía a pararse nuevamente para luchar contra sus presas, cuando un trueno desgarrador irrumpió en la escena. El Oscuro estaba más cerca que nunca, y no perdería oportunidad de venganza… La semidiosa extendió su mano para ayudar al demonio a pararse (tan suculentos platos… pero a fin de cuentas ella no quería el castigo de él…). Se incorporó, e indicó la salida… (o una nueva trampa tal vez?). El Oscuro seguía acercándose…

lunes, octubre 11, 2004

Una flor no lejos de la noche

- Debo ir… Están cometiendo un error… (ese maldito demonio estará observándolas, dejándose atrapar por la bestia)…
El silencio no se abría… las claras voces de las dos figuras se estremecían frente a la arcada inconclusa. Cada verbo, cada paciencia, se tornaba en adrenalina para el ser que se acercaba… Y yo no podía no ir…
Sé que lo prometí desde la última vez… Pero no puedo!!!
Decidí correr, acercarme a esos seres… Probablemente jamás sepan quien soy, y pueda evitar su caída desde el ameno espacio de ahogos del peligro.
Corrí hacia ellas, sin pausa, aunque estaba lejos, aunque el eclipse se acercara de a poco, y el aroma a humedad me indagara despacio para arremolinar en mi mente el vacuo peligro, el estremecido final en mis manos…
(desde que lo sé, le doy forma con mis manos, sin pausa alguna… para no pensar)
Finalmente llegué…
- ¡¡¡¡Esperen!!!!
No me oían… no me veían… Siempre me olvido de hacer el cambio. Concentré mi energía, y me vestí de ceniza.
- ¡¡¡¡Esperen!!!! No pueden irse así… deben saber que para salir de aquí, hay cosas que no se pueden pasar fácilmente… El cóctel será consumado en caso de huir sin rumbos… No huyan… convivir con esto, y salir de a poco es algo mucho más cercano a lo real…
La más niña me miraba… La otra… sus ojos… sabía que la había visto en otro momento… ¿Dónde esos ojos me habían serenado para darle sustento a mis sonidos? Entre histeria y seguridad… Entre búsqueda de abrazos y solemne soberbia.
- ¿Quién sos? Estás queriendo engañarnos… Lo sé… Te conozco.
- ¡¡¡No!!! El Oscuro quiere su sangre, necesita su carne… ya ha enviado a… - me interrumpió este ser de ojos tiernos.
- Jjajjaajjajajaja… No nos engañás… Vamos… Dejémos a este ser con su miseria, y su locura - algo me decía que sabían de que hablaba… Algo me decía que callaban más de lo que debían…
- Está bien. Sólo sépanlo. Sepan que algo está buscándolas.
Luego de la media vuelta… viendo como se alejaban… sentí esa caricia del frío… ese silencio de túnel que crece… Esa oscuridad que me arrebataba… Esa que me ataba, que me mordía… (¿Dónde está el final?)
Tontos seres.
(¿dónde estarían sin nosotros?)
¿Acaso quise hacerles daño?
(escucho sus pasos acercándose al vacío… )

Dí media vuelta otra vez… Y otra vez… Cerré mi conciencia… (éstas cosas hay que hacerlas sin razones).
Y corrí, con la conciencia cerrada….
(las seguí, si eso se preguntaban)